¿Sabias que
Ser inteligentes puede bastar para que una persona sea creativa una o dos veces en un punto u otro de su vida pero no es suficiente para llevar una vida creativa ni para sostener la creatividad durante cierto periodo de tiempo.
Según la teoría triárquica de Sternberg, la inteligencia tiene tres partes y cada una de ellas participa activamente en la creatividad. La parte sintética permite definir problemas y proponer ideas, la parte analítica permite reconocer ideas, estructurarlas, asignarles recursos y evaluarlas, y la parte práctica está relacionada con la capacidad de presentar ideas frente a otras personas y realizarlas.
En este modelo sólo las dos primeras partes se encuentran dentro del dominio intelectual (la inteligencia en el sentido clásico) pero la tercera supone actitudes y rasgos de personalidad. Cuando una persona se enfrenta a un problema puede ser capaz de seleccionar, codificar, comparar, analizar o procesar información pero nada de eso garantiza que pondrá en acción sus ideas o que será creativo.
Precisamente por eso se hace referencia a algunas actitudes esenciales para desarrollar la creatividad como por ejemplo: sensibilidad ante los problemas, tolerancia a la ambigüedad, tolerancia a la frustración, manejo de la incertidumbre, voluntad de obrar, motivación intrínseca, autoestima positiva, apertura a la experiencia, atracción por la complejidad, identidad personal, sentido lúdico, aceptación del riesgo, aceptación del error, voluntad de crecer, perseverancia ante los obstáculos, independencia de pensamiento y sentido del humor. En fin, la lista es enorme pero dentro de ella (¡afortunadamente!) existen algunos factores más importantes que otros.
La apertura a la experiencia es un factor esencial y se refiere a una disposición interna para ampliar los límites de la conciencia. en otras palabras, tener curiosidad por el entorno e iniciativa para explorar y conocer.
Se pueden distinguir cinco tipos de apertura:
- En primer lugar, la apertura a la fantasía que hace referencia a la voluntad de entrar en el mundo interno y dejar que la mente deambule libremente.
- En segundo lugar, la apertura a la estética que hace referencia al despliegue de los sentidos y la voluntad para valorar la diversidad de tipos de expresión artística.
- En tercer lugar, la apertura a los sentimientos que se traduce en la comprensión y aceptación de las propias emociones.
- En cuarto lugar, la apertura a las acciones que se expresa en nuevas actividades.
- Y en quinto lugar, la apertura a las ideas que implica curiosidad intelectual y disposición para examinar tanto cuestiones de carácter teórico, como ético y valórico.
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